Cuando los niños crecen y empiezan a explorar el mundo con más energía, las sesiones en exteriores se convierten en una experiencia mágica y llena de diversión. Estos momentos se realizan al aire libre, en entornos naturales donde los pequeños pueden correr, saltar, jugar y, sobre todo, ser ellos mismos.
El momento ideal es al atardecer, cuando la luz natural baña el paisaje con tonos cálidos y dorados, creando un ambiente único y especial. En estas sesiones capturamos su alegría genuina, sus risas espontáneas y toda esa energía que los hace únicos.
Es un plan perfecto para disfrutar en familia mientras creamos recuerdos inolvidables en imágenes que contarán vuestra historia tal y como es.



































































