Si hay algo que repito una y otra vez a las futuras familias que se acercan a mi estudio, es esto: la sesión de recién nacido es algo que conviene reservar durante el embarazo. Y no lo digo por insistir, sino porque realmente marca la diferencia en el resultado final y en vuestra experiencia.
Cuando reservas con antelación, podemos asegurar un hueco en mi agenda para esas primeras semanas tan mágicas y fugaces. Trabajo con un número limitado de familias cada mes para poder dedicar a cada bebé el tiempo y la calma que merece, así que organizar las sesiones con previsión es esencial. De esta forma, cuando vuestro pequeño decida llegar, solo tendréis que avisarme y fijaremos la fecha definitiva sin estrés.

Además, al reservar durante el embarazo tenemos tiempo para charlar con tranquilidad, resolver dudas, comentar vuestro estilo, explicaros cómo se desarrolla la sesión y preparar todo para que os sintáis seguros y acompañados desde el primer momento.
En cambio, si esperáis a que nazca el bebé para reservar, puede ocurrir que mi agenda ya esté completa. Y me sabe muy mal cuando esto sucede, porque sé que las sesiones de recién nacido no se pueden improvisar en cualquier momento: los primeros días de vida son fundamentales. Es cuando los bebés conservan ese sueño profundo y esa flexibilidad que permiten crear imágenes delicadas, cómodas y seguras para ellos. Pasado ese periodo, la experiencia puede ser distinta.
Por eso, si estás esperando un bebé, te animo de corazón a que reserves tu sesión con tiempo. Así te aseguras un hueco y podrás disfrutar de todo el proceso sin prisas, con la tranquilidad que mereces en un momento tan especial.
Si tienes dudas o quieres saber más, estaré encantada de acompañarte. ¡Será un placer guardar para siempre los recuerdos de vuestros primeros días juntos!

